Emaús Bilbao se suma a la iniciativa Abriendo Fronteras, promovida por Ongi Etorri Errefuxiatuak que tiene sus orígenes en un proyecto de caravanas que viajarán desde Bilbao hasta Bruselas. En concreto, las caravanas son delegaciones de personas exiliadas y de asociaciones, entre otras, que convergen en una marcha conjunta por las zonas fronterizas.
El día 26 de septiembre iniciamos nuestra marcha, para denunciar las muertes innecesarias provocadas por la vulneración de los derechos humanos.
Para Emaús Bilbao, la cuestión no es fomentar o disuadir la migración. La migración tendría que ser un derecho para cualquier persona, en las mismas condiciones. la libertad de circulación y residencia, como nosotros.
Las asociaciones rechazan hacer distinción entre los términos «migrante» y “refugiado», como suelen hacer los Estados y los textos jurídicos. Esta distinción indica una clasificación intencionada basada únicamente en las causas y condiciones de partida. Ello esconde la multitud y la complejidad de motivos que llevan a una persona a emigrar, a menudo interrelacionados, y genera una diferencia de trato en el acceso a los derechos. Aunque las personas refugiadas y solicitantes de asilo son percibidas como más legítimas para viajar que las personas migrantes “económicas” —como se las suele llamar—no por ello son acogidas con los brazos abiertos en los países ricos. Todas las asociaciones participantes concuerdan en que las políticas migratorias europeas, que tienen un impacto fuera del territorio europeo, son restrictivas, ineficaces e incluso mortíferas. La construcción de muros y barreras, las técnicas cada vez más sofisticadas de vigilancia (cámaras térmicas, detectores de movimiento, etc.) o las leyes restrictivas de acceso al territorio europeo son medidas que no impiden que las personas emigren, simplemente las fuerzan a seguir rutas migratorias más largas, peligrosas y complejas, lo cual hace que recurran a las muy costosas redes de trata. Su presencia y la diversidad de los países representados es un incentivo importante para este encuentro. La tradición de acogida de las entidades que forman parte del movimiento Emaús y su presencia en un territorio específico les permite tener una visión global y a largo plazo de los flujos de población y de las dificultades que afrontan las personas refugiadas.